Manolito de Teba triunfó en La Sifonería el sábado 13 de Julio
Recorte de Última Hora 16.7.2019
Cuando allí estuve el sifón ya prácticamente había caído en desuso y sólo en muy contadas ocasiones era yo requerido por lo que mi estancia en la estantería detrás de la barra fue larga. Ello me permitió ver desde su comienzo hasta su final la serie de shows que allí se montaron, creo recordar que los viernes, y que corrían a cargo de clientes de la casa en plan amateur y ocasionalmente de algún profesional. Casi siempre las actuaciones consistían en vestirse como de cabaretera y seguir canciones con play-back. Lo que más me llamó la atención, y que es motivo de mi reflexión, es que los profesionales hacían charlas además de "cantar", charlas que solían consistir en unos chistes y en una especie de diálogo, con gran éxito, con el público en el que de manera pretendidamente divertida, o con mala uva según se mire, se decían impertinencias. Es mi personal opinión que los artistas realmente estaban haciendo un terapia de desahogo, y de ello me vino el idear que bares y restaurantes podrían montar unas sesiones que se podrían llamar "Impertinaits" o "Desahogueiting" y en las que los participantes se dirían lo que no está escrito, el nom del porc, para así aliviarse de rencores soterrados, envidias, inquinas y frustraciones. Al final de la sesión se votarían dos ganadores: quien más impasible hubiese sido recibiendo puyas y quien con más salero y elegancia hubiese insultado. Estoy convencido de que estás sesiones resultarían ser una útil herramienta para aprender buenas maneras, a saber mantener la compostura frente a situaciones incómodas y a controlar la ira. Sí, podéis hacer este juego en casa.
Caso aparte era Miss Extremadura, en sus largas peroratas se deshacía en agradecimientos al público y aseguraba que sus aplausos, no el dinero, eran el alimento del artista. En una ocasión un deslenguado le dijo "estás muy delgada, se ve que a ti te han aplaudido poco. Una memorable noche terminó su intervención diciendo "veinte años me ha costado llegar donde estoy, pero ha merecido la pena". Nunca en un bar había oído tal estruendosa ovación como la que coronó sus palabras.
Me ha venido esto a la memoria porque el pasado sábado 13 de julio en La Sifonería, Manolito de Teba, sin necesidad de discursos, levantó aplausos de tal magnitud.
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