viernes, 22 de noviembre de 2019

Yo, Sifón - Capítulo 23


Yo, Sifón, aún me acuerdo, vaya si me acuerdo de cuando estuve en el piso de Bienvenido Locca, que estaba en la calle de San Jaime, cerca del bar Can Ángel. Significativo fue que durante mi estancia un día vinieron a cenar Lang Pollera y Frau Federica. El motivo del encuentro era la presentación de un proyecto por parte de Lang. Fueron recibidos con aspavientos por parte de Bienvenido: es terrible, es horrible; he visto un documental en el que aparecía un delfin corruptor de menores, menores delfines, claro; el delincuente invitaba a los menores a jugar con un pez bola, juego que ellos desconocían; el pez al verse atrapado se convirtió en una bola, bola que los inocentes se pasaban de boca en boca con gran diversión y sin causar ningún daño al animalito. La trampa está en que el bola segregaba una sustancia que coloca, una droga vamos, y al poco y bajo los efectos de la ingesta empezaron todos a arremolinarse y a hacer cosas raras. No vi que pasó pero es fácil adivinar las turbias intenciones del malechor adulto al drogar a los jóvenes.
Tranquilízate Locca, vaya con lo que nos vienes, dijo Lang; en todas partes cuecen habas, según el refrán, y aunque debajo del mar no hay habas, pues se ve que también las cuecen, ja ja.
Toma la palabra Frau Federica. El que no corre vuela, en este caso el que no nada coloca; bueno, esto es otro mundo y aunque pequen no van al infierno. Está claro que un culo no está seguro en ningún sitio, ni siquiera en alta mar.
Por ahí nada, dice con indignación Bienvenido, me pondré detrás un letrero que diga "exit only".
Pollera se pone en pie y adoptando un tono solemne, como si se estuviera dirigiendo a una multitud, arranca su discurso: os quiero proponer que nos unamos para un loable proyecto, aportar nuestro grano de arena, un grano grande que espero que ayude a erradicar el turismo basura y a conseguir para la isla turistas de calidad y también a combatir la desestacionalización. La solución que propongo es fabricar ricos, para ello trabajaríamos en dos frentes: uno sería hacer campaña y recoger firmas para que loterías, casinos y demás juegos de azar den premios de medio millón de euros y aparte sólo los pequeños premios que se acaban reinvirtiendo. De esta manera se evitarían premios de por ejemplo 500€ o 20.000€ que no suben el estatus de la persona y los premios grandes, por ejemplo 20 millones, que así no harían solamente un nuevo rico sino cuarenta nuevos ricos. El segundo frente consistiría en crear peñas sin ánimo de lucro en las que los socios hiciesen una aportación mensual y cada vez que se reuniesen 500.000€ se haría un sorteo y el premio se entregaría a un ganador. Como ejemplo veamos que en una población de un millón de habitantes, como las islas más o menos, con una aportación de promedio a las peñas de 50€ mensuales por persona nos daría una recaudación de 50 millones, lo que resultaría en 100 nuevos ricos al mes; esta cantidad fácilmente se triplicaría junto con los juegos de azar con lo que diariamente se producirían 10 nuevos ricos de medio millón de euros. Esta cantidad no es suficiente para dejar de trabajar y vivir de la sopa boba, pero si para tener una holgura de gasto y especialmente permitiría ir de vacaciones sin ser una rata con dos duros. Si de cada millón de habitantes se producen diariamente 10 nuevos ricos es fácil calcular cuantos resultarían en cada mercado emisor de nuestros turistas. En Alemania, por ejemplo, serían 900 al día.
-Este nuevo formato de juego pensamos generaría socialmente un gran optimismo ya que un cambio de fortuna se vería factible, no una posibilidad más que remota como resulta hoy en día. Los pobres se quedarían como están, no peor, pero tendrían la fundada esperanza de que les tocase el premio directamente o bien a algún allegado cercano, lo que también podría redundar en su beneficio.
Perdonad, interrumpe Frau Federica, me he quedado como dormida un momento y me he visto en el año 6969 asistiendo a un congreso dedicado a lograr turismo de calidad y a conseguir, finalmente, la desestacionalización.
Me encantan los sorteos, interviene Locca, el bingo sobre todo. Un sorteo es lo más imparcial que hay y además las decisiones del azar se conectan con el sentido de lo invisible de la mente. Para muchos el sorteo puede estar influido por alguna fuerza, como la suerte, o brindar la oportunidad de intervenir a la divinidad. Una amiga cuando compraba lotería decía que si le tocaba iba a ayudar a mucha gente necesitada; este buen deseo yo lo interpretaba como una plegaria que esperaba ser escuchada.Voy con frecuencia al Bingo Menorca y antes de ir les rezo a San Pancracio y a Santa Rita.
Replica Frau Federica; muy buenas y espirituales tú y tu amiga, creo que ya está bien de oír tonterías. Leí una vez que un estudio había revelado que si las empresas eligiesen a sus empleados y cargos por sorteo el resultado sería mejor que con los criterios que puedan aplicar. El sorteo es la mejor y además más barata herramienta para combatir la manipulación y el amiguismo, así como prejuicios e imbecilidades. Las loterías son una tomadura de pelo. Yo me gasto en ellas sólo un euro al año y estadísticamente estoy prácticamente en el mismo sitio que quienes se gastan un montón cada semana. Poca diferencia hay entre tirar un vaso o un cubo de agua al mar.
¡Cómo eres Frau! dice Bienvenido, qué práctica, pareces un sargento de la Legión. Qué gestos, qué determinación.
Es cierto, dice Lang, estudios han demostrado la eficacia del sorteo, muy superior a los métodos utilizados, para la elección entre candidatos para cualquier finalidad, ya que evita los mangoneos, los falsos prejuicios y las ideas erróneas preconcebidas. Añadir a ello que es imposible tener todos los elementos de juicio necesarios para una acertada decisión. La imparcialidad del sorteo, casi nunca deseada, es el principal motivo de que esta fórmula no se utilice.
Creo que ya basta por hoy, cierra el tema Frau Federica; estoy harta del rollo de la calidad; no veo ninguna tienda que tenga un departamento de productos de baja calidad, ni etiquetas que lo adviertan, ni tampoco a ninguna agencia que ofrezca viajes basura, entonces ¿cómo distinguir?. No voy a ser yo quien se crea ni se preocupe ni se lamente por chorradas, trolas de farsantes y quimeras de beatas que necesiten autoflagarse y que abominan de la juerga y nos quieren a las nueve en cama. Tus planteamientos no me interesan. ¡Espabila Pollera!

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