viernes, 25 de octubre de 2019

Yo, Sifón - Capítulo 19


Yo, Sifón, aún me acuerdo, vaya si me acuerdo de cuando estuve en aquel ático antiguo en la calle San Felio, cerca estaban el bar Salado Río y el bar Atlántico; este último se animaba especialmente cuando había marinos americanos en la plaza, circunstancia que se dió durante mi estancia, por lo que de la calle no dejaba de oirse jolgorio, hecho que no importunaba para nada a los habitantes de la casa, dos hombres ya maduros que llevaban años compartiendo el lugar como buenos amigos. Se trataba de dos personas de lo más dispar en todo sentido, uno era persona apagada, sin chicha, una tronja sense suc. Un peluquín de cabeza entera, que daba la impresión de haber sido lucido durante largos años, era su único detalle de frivolidad. El otro era vivaracho y activo y profesaba una supuesta elegancia que resultaba escandalosa y demodé, aunque un buen número de hombres la seguían. Esta "moda" consistía esencialmente en lucir peinado voluminado, llevar el pelo ultrateñido e ir cubierto de joyas de oro y con frecuencia lucir diente de dicho metal. Nuestro personaje, cual marqués, además, iba siempre de traje con chaleco, en el cual destacaba la cadena de oro de un reloj de bolsillo. ¿Volverà esta moda?... quizás, menos el tinte, en formato fake.
El pequeño salón de este hogar, muy de la época, estaba presidido por un televisor, rematado por un tapetito y un souvenir de la Torre Eiffel; dichos tapetitos se veían también por doquier. En este salón tuvo lugar la reunión que seguidamente narraré y en la que llevó la voz cantante Muï Infidel, gran amigo del "marqués". 
Siete eran los participantes y estos nombres de los presentes me llegaron: Teterina, Napoleón Mariano, Pisco de la Reina y Jili Poleli. Una vez todos reunidos fueron agasajados con un moscatel por los señores de la casa, que mostraban una cierta excitación por acoger tal evento. Muï comenzó su disertación. Os he reunido porque todos vosotros reunís dos características: el tener un cierto espíritu emprendedor y el ser desperdicios, en el sentido como me llamaron a mi hace unos días. Os cuento, en la barra de un bar entré en la conversación del dueño con un cliente, extranjero y que tenía pinta de buena formación. En un momento dado el extranjero se dirigió a mi para preguntarme de donde era, que edad tenía y si estaba casado. A necio preguntón, rollo por contestación. Las dos primeras preguntas las contesté con mentiras y a la tercera le quise poner un toque de humor y dije una frase de Poirot "no he sido bendecido con esta felicidad", se la tomó en serio, cabeceó y siguió el interrogatorio, que si había tenido parejas y por cuanto tiempo; ya a todo contesté con mentiras, finalmente me preguntó si tenía hijos, al responderle negativamente, error, me dijo que mi vida había sido un desperdicio. Ahí terminé la conversación, no me iba a poner a discutir, así que me puse a hablar con el dueño del bar y sanseacabó. 
Al irme pensé, este señor no deja de ser de lo más normal, muchos son los que sólo hablan de si mismos y de los demás y también es general la creencia de que en el mundo debemos cumplir una misión. El verme bien y contento seguramente le ha provocado un trastorno, un hereje debería estar en ruinas para confirmar que el mundo es como debería ser. Entonces tuve una especie de iluminación y me dije "el futuro es fake". Si a este hombre le hubiese enseñado unas fotos en las que yo apareciese con supuestos hijos míos lo hubiese hecho feliz, su mundo no se habría trastornado, y yo me hubiese ganado su favor, y todo por el módico precio de un montaje fotográfico. ¿Quién no abraza a quien le confirma que sus "ismos", ideas y principios pisan en firme, que son algo más que fantasías?
De todo esto viene mi idea: propagar la idea de los negocios "Fake World", "Fake Universe" o cualquier otro nombre que se os ocurra, en inglés por supuesto. Gracias a ello siempre tendréis de que hablar y podréis además desviar conversaciones que os resulten inconvenientes o impertinentes. Prácticamente de cualquier cosa se puede imaginar un negocio fake: maridos, novias, mamás, amigos, empleos, fiestas, restaurantes, productos... Ninguna otra cosa tenéis que hacer que inventar la idea.
¡Vaya maravilla! ¡Qué genialidad, Muï! exclama Jili Poleli con gran excitación. Mañana mismo me hago encuestador fake; me colgaré una del cuello tarjeta e imprimiré unos cuestionarios y así me puedo poner a hablar o ligar con quien me apetezca. Inventaré un producto fake irresistible, siempre agotado, que me abrirá las puertas de los negocios y así podré venderles otras cosas. Venderé diplomas fake de cosas fake, por ejemplo, diploma de pareja fake para fotos o para presentar a alguien. Como podéis ver, aprendo muy rápido.
Sabemos que eres un as, Jili, dice con peculiar tono Napoleón Mariano, y sigue; lo fake acabará con el paro, siempre habrá un nicho fake para explotar.
Gracias por vuestro entusiasmo, dice Infidel, y continúa con su exposición. Como ejemplo he creado una: "Fake Travel". Me he inspirado en ti, Teterina, que viajas un montón y no te enteras de nada, viajas como las maletas. Un viaje sale caro, presenta muchos inconvenientes y molestias, se pueden presentar contingencias, y una vez en destino se visitan obligatoriamente los sitios que los turistas deben visitar y pare de contar. Con un viaje fake, a través de pantallas en alta definición, se visitarían en primer plano lugares que de otra manera nunca se verían y además acompañados de una buena explicación, explicación que se entregaría a los participantes por si quieren repasarla. Para que el conocimiento gastronómico fuese amplio se probarían tapas de comida local, con una explicación de cada plato, y después para comer de verdad, uno comería lo que quisiera. Fotomontajes profesionales mostrarían al cliente en los lugares y situaciones que quisiera; también se le brindaría la oportunidad de poder comprar souvenirs auténticos. Nadie podría dudar de que la persona había estado realmente allí; podría presumir, por ejemplo, de haber estado en el mejor restaurante del Congo, y explicando todo del mismo. Se podrían montar viajes fake colectivos temáticos para así encontrarse con otros "viajeros" interesados. Los escenarios deberían estar bien montados para recrear la vivencia, o el anonimato, deseados: India, Benidorm, Oktoberfest, festivales, deportes, historia, arte, gastronomía, paisajes, ciudades, jolgorio, turismo basura, espiritualidad, sexo, filias, infidelidades, amor...
Mil posibilidades ofrece lo fake ¡El futuro es fake!
"Si fake requiris circumspice" (si buscas fake mira a tu alrededor), exclamó Pisco de la Reina, y prosiguió, bravo Infidel, pero te tengo que rectificar un error: fake no es sólo el tuturo, también es el pasado y el presente. La diferencia está en que los fakes presentes y pasados prentenden pasar por reales, aunque tienen unas características, al igual que la propaganda, que los hace identificables al ojo avispado; el fake que tú propones nunca podrá ser desenmascado porque esencialmente no miente. Se reconoce como es, le da la luz del sol. En honor a ella, lo llamaría Fake Ra.
"Fake est imperare omni Universo".

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