viernes, 27 de septiembre de 2019

Yo, Sifón - Capítulo 15

Yo, Sifón, aún me acuerdo, vaya si me acuerdo de cuando estuve con aquella pareja que, juntos o por separado, me paseaba en autobús; nunca llegue a saber el motivo pero creo que me tenían como una especie de amuleto protector.
En los buses diurnos a golpe de vista todo el mundo parece de lo más normal, los nocturnos son harina de otro costal, y tanto en unos como en otros se pueden oír y ver hacer cosas peculiares. Empezaré por la primera cosa sorprendente que vi.
Me encontraba al fondo del bus y nadie había alrededor aparte de un jovencito sentado justo enfrente; de repente parece que algo le ha pasado y con urgencia se pone a registrar su mochila, para su alivio encuentra un pequeño spray y empieza a aplicárselo precipitadamente a la zona de sus partes. Por lo visto algún olor indeseable allí se había producido y se intentaba contrarrestar, aunque debo decir que pese a la cercanía ninguna pestilencia ni sonido había trascendido. Nunca tal cosa había visto ni tampoco hubiese podido imaginar que alguien pueda ir por el mundo preparado para tales contratiempos. ¡Ay la juventud!
Observar como alguien se maneja en el autobús es una buena manera de estudiarlo; igual o mejor que verlo comer en un restaurante. Como sube, paga, se sitúa y se prepara para bajar muestra lo ágil o patosa que es la persona. Especialmente llamativa es la falta de alerta en un medio que en cualquier momento puede tener desde una pequeña incidencia con consecuencias, un frenazo, a un accidente significativo, ¿podría deberse a inconsciencia o bien tratarse de una técnica del miedoso de conjurar a sus temores queriendo creer que se encuentra en lugar 100% seguro?.
En estos asientos sitados unos frente a otros, un grupo de jovencitas y jovencitos comentaban en voz bien alta sobre el sexo con ropa, para escándalo de las señoras circundantes que no paraban de dirigirles miradas reprobatorias.
En el baile pegado siempre se ha hecho sexo en algún grado, según supe por conversaciones que me llegaron, en especial oí a chicas que criticaban a tal o cual por su atrevimiento mientras hacían votos de evitarlo en el futuro. Por lo que dijeron de boys and girls en el bus, lo del sexo con ropa parece ser que va mucho más allá, se trataría de una imitación del sexo real pero vestidos; una prevención mucho mayor y más barata que el condón y que encima se puede practicar en muchos más lugares cuando sobreviene el deseo; también permite a sus practicantes pretender o creerse que realmente no ha habido sexo. Una versión más impersonal es el "frotting", que se practica aprovechando abarrotamientos y también el "birmano" (con la mano), que se puede llevar más o menos lejos, al igual que el frotting, desde como quien no quiere la cosa hasta hacerlo de forma declarada, como sucede en los centros de masajes, en donde por un pequeño suplemento se ofrece "final feliz".
Supe que no hace mucho apareció en un periódico un artículo que se titulaba algo así como "Los fantasmas de El Terreno" y en el que su autor afirmaba, entre otras cosas, que en la lejanía y en los brumosos crepúsculos veía a veces cruzando la calle "al inglés elegante camino de otro bar". Un pequeño desconocimiento, no era inglés, era norteamericano, y también imposible en esas circunstancias sería saber si se trataba de él o de su, dígamos, "pareja". Ambas ilustrísimas son los protagonistas de mi siguiente relato.
"Lo que han perdido los autobuses de Palma", así comenzó su narración mi vecino de asiento y que se refería a estos dos asiduos usuarios de este transporte, y continuó "iban vestidos con abrigo, americana, sombrero y bastón, indumentaria modelo años 30, igualitos que Poirot; el silencio se hacía en todo el autobús cuando se subian, el pagar les solía llevar dos paradas y no dejaban de discutir durante todo el trayecto con una mezcla de español-inglés; un numerito que sucedía con frecuencia, para recocijo de su público, era el lío a la hora de bajarse: uno lo hacía y el otro no, y al partir el bus, con la pareja ya dividida, ambos se dehacían en aspavientos. Me consta que iban a su bola, el americano siempre había vestido igual y así seguía, no actuaban para los demás ni pretendían llamar la atención ni presumir, aunque parezca difícil de creer, hasta casi parecía que no se daban cuenta, especialmente el americano, de su estrellato.
"Conocí de cerca a este par de figuras" respondió el interlocutor y continuó, "el americano era bastante más mayor que el otro y se había quedado colgado de la moda de su juventud, esto a todos nos afecta de algún modo, pero su caso era extremo y gracias a ello podíamos disfrutar de la visión de un fósil viviente. El otro se encasquetaba el modelito porque se apuntada a cualquier bombardeo y también porque así hacia feliz al otro, lo que proporcionaba buenos retornos. Su aparatosa puesta en escena era para mi intrascendente, lo valioso que veía en ellos era el estar libres de histerias de salvación, el ser consecuentes con su estilo de vida, aceptando también pagar su precio; ambos eran fieles devotos combatientes de Baco y de Eros aunque con muy diferente grado de entrega y ambos también se pasaban la vida en bares, saunas y demás por el estilo. Al contrario que los idiotas, no esperaban que sus tonterías resultasen premiadas. Quien hasta el final, y con todas sus consecuencias, sigue fiel a si mismo y por ende también al mundo, ha vivido disfrutando y cae portando el traje del héroe".

jueves, 26 de septiembre de 2019

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viernes, 20 de septiembre de 2019

Yo, Sifón - Capítulo 14


Yo, Sifón, aún me acuerdo, vaya si me acuerdo de cuando estuve en el Restaurante Gurechoco, que estaba en la calle Cotoner a pocos metros de la calle Sant Magí. Era uno de los restaurantes, habituales en la época, que funcionaban de madrugada ya que había la costumbre de ir a comer algo como fin de fiesta.
El local lo regentaba Tulie, persona de mediana edad, alta y grande y de no mal ver y con apariencia señorial. Años después, estando yo en el bar La Cava en Apuntadores, supe que en aquellos momentos el destino le estaba preparando a Tulie la jugarreta de alcanzar, unos años después, la categoría de Love Victim de 2ª Clase de por vida (la 1ª Clase es el desastre). Su enamoramiento no fue para nada correspondido, algo corriente, aunque el hecho no suele desanimar al alelado sino más bien lo suele exacerbar. El objeto del deseo lo trataba como "amistad" y abusaba de su imprevista y ventajosa situación. Tulie se convirtió en una especie de servidumbre disponible las 24 horas y que encima gastaba por ejercer tan dudosamente envidiable papel. Nada nuevo bajo el sol.
Sus caracteres excluían la agresividad y la violencia y por tanto nunca sus discusiones se salieron de madre, lo cual no evitó que el objeto del deseo acabase por hartarse de tan agobiante presencia y aprovechó que se le presentase interesante deseante con mayor moderación. El despecho de Tulie se manifestó en evitación y por circunstancias en "arresto domiciliario" los fines de semana. Todo hacía para evitar turbadores encuentros aunque su pasión lo acompañó hasta que se le llamó a transitar los caminos de la gloria.
Que el enamorado se convierta en espía está lejos de ser una rareza, y en tal se convirtió Tulie que pasó a dedicar las madrugadas a esconderse detrás de árboles esperando observar quien sabe que, ya que nada iba a descubrir que no supiese aparte de ver caras nuevas.
El primer caso de estas características del que tuve conocimiento fue estando en el carrer de la Puresa en un piso en el que vivía una pareja; resultó que el ex de uno de ellos se mudó a vivir enfrente y por lo visto se pasaba largas horas vigilando escondido detrás de las persianas.
Un espía intriga para descubrir secretos ocultos, pero el espía amoroso puede indefinidamente espiar para ver y volver a ver lo que ya sabe. Quizás lo que persiga sea el poder seguir mortificándose relamiéndose las heridas. Los caminos de la conscupiscencia son infinitos.
Que los demás coincidan o se conviertan a nuestras "verdades", no su respeto a ellas, es la pretensión, pretensión que fácilmente se convierte en imposición; esto siempre resulta excesivo e inaceptable, pero pasa de castaño oscuro que a quien se le va la olla espere contagiar al objeto de su turbación.
Pasiones y sentimientos exacerbados, creencias, compulsiones, cuelgues... convierten en siervos a sus víctimas, cuyas vidas y actos pasan a ser manejados, cual marionetas, por sus ficciones.
El enamoramiento suele nacer con fecha de caducidad y su más deseable versión consiste en devenir en afecto; indeseable resulta que devenga en obsesión, celos o posesividad, en el supuesto de que no lo acompañen desde su origen. Puede que en casos el enamoramiento no sea sino la vía imprescindible para producirse estas pulsiones o poder tener a quien controlar, manipular o martirizar. Como hemos visto, a Tulie, su enamoramiento nunca para nada correspondido, jamás le abandonó; lo que en este sentido lo convirtió en Love Victim de 1ª Clase.
Maravillosamente el viaje empezó
progresivamente el mar se encrespó
y el temporal las tres horas de trayecto dobló
el puerto de destino cerró
y con un mar aún peor más tiempo el regresar llevó
para terminar en el puerto que dejar no se debió.

miércoles, 18 de septiembre de 2019

Hoy Sifotour

Planning del Sifotour by Sifonero

Sifonería - Joan Miró, 73 - Gomila - El Terreno - Palma Facebook - información y reservas

viernes, 13 de septiembre de 2019

Yo, Sifón - Capítulo 13


Yo, Sifón, aún me acuerdo, vaya si me acuerdo de cuando estuve a principios de los 80 en el carrer Sant Magí en el restaurante Los Gauchos -hoy Sa Llimona-. Fue el primer restaurante de cierto postín, y tendrían que pasar décadas para que tanto la calle como Santa Catalina se pusieran de moda como centro de restauración.
El local lo montaron dos extranjeros (a los locales no se les hubiese pasado por la cabeza tal ubicación), uno de origen hispano y el otro europeo. Del primero me enteré que destacaba por su extrema exquisitez que hasta escandalizaba a las más finas. La clientela mayormente la conformaba la colonia de ingleses residentes, que se recomendaban mutuamente el local con la mayor alabanza "very good value for the money", también acudian con regularidad amigos íntimos de la casa, gracias a ellos me puede enterar de suculentos detalles en el transcurso de sus conversaciones con el camarero, Cataelano. Desde mi posición dominaba todo y así presencié estos destacables hechos.
Una comensal se dirigió muy discretamente a su vecina para decirle "no me puedo aguantar más, necesito hacer un número dos y me he olvidado el spray disimulador, por favor, acompáñame y finge hacer cola para que nadie entre detrás de mi". Dos fueron los ángeles que se encargaron de la meritoria labor de impedir el desdoro de su amiga evitando que una desprevenida nariz resultase mancillada; en el entretanto una dijo "nunca había oído lo del número dos, que elegancia, que manera tan fina de referirse a hacer eso, tiene los modos de una auténtica condesa". Estas damas desconocían que la elegancia suele estar más en que se evita que en que se hace.
Un hombre llegó al restaurante e indicó a Cataelano que esperaba a otros asistentes. Al poco llegaron dos de las personas esperadas, una dijo "nunca hubiésemos venido a esta calle, y encima hoy que hay aviso de medicane, estamos aquí por ti", "gracias por venir, sentaos, pronto llegará quien falta y pedimos la cena" fue la respuesta. Inquirieron los llegados sobre quien era el esperado. "No lo conocéis, nadie en especial, una persona de a pie" fue la réplica. "Esto es demasiado ¿cómo puedes esperar que compartamos mesa con alguien de a pie" y abandonaron el restaurante con aspecto despavorido.
Un cliente que que acudió y que supe que frecuentaba el restaurante era Mr. Steven. Muy bienvenido era, ya que, además de dejar espléndidas propinas, siempre acudía acompañado de invitados, también bienvenidos, aunque entremezclado con ellos aparecía algún que otro sujeto no tan idóneo para el local. Estos grupos provocaban el silencio del resto de comensales ya que atraían su atención con sus peculiares conversaciones, cuyo plato fuerte lo protagonizaba Mr. Steven con su español macarrónico y que acompañaba de gestos; "yo deseo usted aquí", le decía en esta ocasión a un conterturlio de aspecto algo zafio, mientras con el indice señalaba su boca y continuó "¿posible usted aquí? señalando en este caso sus partes nobles.
Tulie y d'Person llegaron al restaurante cuando alguien de un bar de la calle se estaba despidiendo de Cataelano y a tiempo estuvieron de oír "lo estoy logrando, me cuesta una barbaridad seguir la dieta, pero cuando adelgaze, que los hombres hagan cola". Ya solos, d'Person apostilló "que fantasía ¡qué los hombres hagan cola". "Bueno, lo de la cola es una exageración, y en su caso necesitaría bastante más que adelgazar. Bien verdad es que quien gusta, gusta a muchos y quien no gusta, no gusta a casi nadie" replicó Tulie y continuó "vemos normal que uno/a que está muy bueno vaya detrás de alguien de parecidas características, si estuviera por alguien especialmente desfavorecido pensaríamos que no está bien de la cabeza o que va por interés; el cine nos muestra que el amor surge entre personas atractivas, que se están buenas, de lo contrario la película es cómica o rara". "Me encanta este restaurante, aunque no hacéis bastante por promocionarlo, no es un referente en la gastronomía de Mallorca. Sé que me digo, he tenido buenos restaurantes y los tenía abarrotados" tercia d'Person y marcha hacia el lavabo, Tulie aprovecha su ausencia para decirle a Cataelano "d'Person es un fantasma, siempre cuenta que ha trabajado en altos cargos en importantes empresas y ahora resulta que también ha tenido exitosos restaurantes, ay, ay". d'Person regresa y le dice a Cataelano "me voy, pasaré luego y si te apetece vamos al Desván y a Babel's y luego al Gurechoco a ver a Tulie y a picar algo"

lunes, 9 de septiembre de 2019

Yo, Sifón - Capítulo 12


Yo, Sifón, aún me acuerdo, vaya si me acuerdo de cuando estuve años ha en un piso que hace esquina con la calle Sant Magí y desde el que podía ver la espectacular fachada del edificio de la Ferretería La Central y también a una distancia la entrada del bar Cuba, aunque debido al movimiento que veía, durante unos días equivocadamente creí que dicho local era un estanco o una tienda.
Que divertido resultaba estar observando esa calle todo el día ¡ y qué cosas llegé allí a ver ! Resulta curioso el hecho de que el ver u oír algo te lleve a reflexiones que poco o nada tengan que ver con lo visto u oído. Esto me ocurrió el día en que vi lo que parecía una cabeza muy extraña, daba la impresión de que llevaba un perro peludo allí colocado y que al girar la cara resultó que se trataba de un peinado de lo más espectacular, obvio. La acompañante de dicho peinado era una señora con un culazo enorme, una especie de 5 en 1, pero un sólo culo al fin y al cabo; pensé, lo mismo que una hormiga es un individuo al igual que un elefante, y a ambos podríamos ponerle un nombre, aunque de un elefante saldrían muchos miles o millones de hormigas; ¿el tamaño importa?, ¿es lo mismo matar a una hormiga que a un elefante o habría que matar hormigas en su equivalente al peso de este para igualar la atrocidad?
El piso en cuestión era compartido por Xene y Cataelano, en un modelo ejemplar de convivencia, libre de dependencias que suelen acarrear fatales consecuencias. Supe que en el pasado una nube ensombreció este cielo, Cataelano repetía con frecuencia a modo de canción "puta barata, puta barata" y Xene creía que se trataba de una indirecta, afortunadamente un amigo común aclaró el malentendido.
Con mucha frecuencia recibían la visita de quien llamaban Su Alteza y de quien supe era el arrendatario del piso y que se encargaba de cobrarles y a su vez pagar el alquiler y las facturas y resolver los problemas que pudiesen surgir; todo ello para que le quedase en beneficio la modestísima cantidad de 200 pesetas mensuales. Todo entretiene.
Las visitas de Su Alteza solían devenir en larga conversación y especialmente instructiva me resultó la siguiente.
Cataelano: Xene presume de preparar las mejores berenjenas rellenas, de pintar maravillosos paisajes mallorquines y de tirar el tarot como nadie. Nunca hemos visto nada de eso, ni tampoco tenemos el gusto de conocer a nadie que haya tenido tal experiencia. ¿debemos creer que dice la verdad?.
Su Alteza: Lo dice con convencimiento, de eso no hay duda. A partir de ahí que lo haga o no da igual, hasta diría que es mejor que no lo haga. La verdadera genialidad está en la mente, que cuando pone en práctica su creatividad necesariamente la devalúa. La mejor escultura es la que está dentro del bloque de piedra esperando ser tallada. Hay evidencias de que de alguna manera las mentes se comunican, como nos lo muestra el hecho de que muchos descubrimientos se han hecho simultáneamente por personas que no mantenían comunicación y los desarrollaron independientemente. Puede que algo impida al genio mayor hacer nada para así poder trasmitir mentalmente sus creaciones en toda su excelencia. Parece que este es el caso de Xene. Quien sabe, quizás le debamos la elección del material de que están hechos los asientos de las paradas de los autobuses, que con el tiempo se malean y muestran cambios de forma y una gama grises. Obras de arte esculpidas y continuamente modificadas por una multiplicidad de culos.
A día siguiente de tan aguda reflexión tuvo lugar esta conversación.
Xene: Qué farsante es Su Alteza. Va por la vida haciendo adivinaciones y no me cabe duda de que no cree en nada de eso. Toma el pelo a la gente, que encima le pagan bien y se quedan tan convencidos. Vivir para ver.
Cataelano: Ponemos a las creencias por encima de la realidad. Si una persona tiene dotes de adivinación, si es que esto es posible, así será, independientemente de que lo sepa o no, o crea o no crea en ello; al igual que uno tiene pituitaria aunque lo ignore. Uno puede creer en tonterías, ridiculeces y en cosas que ignora, algo desgraciadamente muy común, y el hecho de que las crea sinceramente no les otorga ni eficacia ni autenticidad. Convendrás de que al menos es gran comerciante ya que tiene una amplia clientela satisfecha.
Xene: Y que me dices de lo último. Dice que se encomienda a Mutis, que ha aprendido a hacer mutis por el foro a la mínima y que mejor resultados eso da si se hace sin dar explicaciones o sin despedirse. Y mejor todavía es lo del dios Zebra, no se por qué pero sólo cruza ahora las calles por el paso cebra, no sin antes hacer este canto:

Plegaria al dios Zebra

Oh divinidad, Oh divinidad
de las grandes rayas, grandes rayas, grandes rayas
protege, protege al paso, paso cebra
protégelo, protégelo


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jueves, 5 de septiembre de 2019

lunes, 2 de septiembre de 2019

Sifotour Miércoles - Sublime Orden del Condesado

Este miércoles Sifotour. Comienzo a las 7 de la tarde en Sifonería - Joan Miró, 73 - Palma
Durante el Sifotour se inaugurará la Sublime Orden del Condesado
¡No te lo pierdas!

Sublime Orden del Condesado

Super Finura & Exquisitez & Perlas
¡Diversión Gratis!


El ordenamiento de Caballere Condese (lenguaje inclusivo) se hace con una ceremonia en la que le postulamte canta los votos y el público corea cada voto. El Ordenante, con un sifón en la mano (o en su defecto un dibujo de un sifón) lee el nombramiento, y si se tiene a mano, le pone un collar de perlas y el Caballere Condese dice su nuevo nombre que ha elegido para la Orden. Se cierra la ceremonia con un aplauso.
Votos de Caballere Condese
  • Premium beberé
  • Premium Premium Premium
  • Free Comeré
  • Free Free Free
  • Perlas luciré
  • Perlas Perlas Perlas
  • Finura siempre mostraré
  • Finura Finura Finura
Ordenante: Yo, Sifón Gran Maestre de la Sublime Orden del Condesado te ordeno Caballere Condese
Nuevo Caballere Condese: I am (nick)
Vítores y aplausos. The end
Free Fun & Drink & Food
La Sublime Orden del Condesado persigue que sus Caballeres Condeses consigan diversión gratis o grandes descuentos por informar a sus amistades de las mejores ofertas de diversión, al tiempo que con su ejemplo y comportamiento y lucir perlas, especialmente collares, como símbolo distintivo, propagan los objetivos de la Orden: convertir al mundo a la super finura y a la exquisitez.
Honor y gloria a Pilu Sacussa, E.S. Lalela y Kefalo, musas precursorsas con Condesado Lessons
Les Caballeres Condeses especialmente informarán y ayudarán en la organización de eventos de grupos: cumpleaños, despedidas, cenas de amigos... y a cambio de tan encomiable labor y en justa compensación hacer que su plaza les salga gratis.
Con frecuencia les Caballeres Condeses acudirán a consultar con su Sifonero de cabecera los últimas ofertas y las ventajas reservadas para ellos en:
Sifonería - Joan Miró, 73 - Gomila - El Terreno - Palma Facebook
Sifonería tiene ofertas únicas de diversión para eventos de grupos y remarcable es su última iniciativa:
Los Sifotours, que se celebran el 1er y 3er miércoles de mes, y que consisten en una ruta por diferentes lugares emblemáticos, frente a los cuales se lee un capítulo de Yo, Sifón referente al lugar en cuestión.