Foto facilitada por A.P. un asiduo visitante del blog.
"próxima parada plaza gomila" al oir esta frase y disponerme a bajar del bus siempre siento que voy a pisar un lugar mítico, sede de poderes esotéricos, sin los cuales no podría entenderse como este pequeño promontorio se convirtió en epicentro y dió nombre a la zona que fué reina de las noches de Europa..
En todo remoto rincón de Suecia deben palpitar todavía los nombres de los magnos templos de antaño: Barbarela, Sgt. Pepper, Crazy Dazy, Rodeo, Zhivago, Joe's, Tiffany's, Men's... y decenas más.
En pleno esplendor, a principios de los 70, apareció el Drugstore Mónaco y la noche dejó de tener fin.
Abierto 24 horas estaba abarrotado todas las madrugadas. Tenía un gran restaurante con espectaculares vistas a la bahía, dos bares, pub, tienda y pastelería chocolatería.
Cuantos pasteles y otras variedades no me comí allí!
A finales de los 70 el lado oscuro decidió matar a la noche y un medio ancestral fué el elegido: el miedo.
Las calles fueron pasto de la delincuencia cuyo combustible era la heroína. Una frase estaba de moda y diariamente aparecía en los medios "inseguridad ciudadana" y según se decía una de las principales causas de "preocupación ciudadana", a esto se añadió la inflación de precios con lo cual la sentencia estaba dictada.
Considero que 1984 marcó el punto de inflexión y año tras año la noche fué languideciendo hasta estar prácticamente muerta a día de hoy... y Gomila su mayor víctima.
Paradigmático de lo que ha sucedido en Palma y en todas partes se ve dando un paseo de madrugada un día de semana por Gomila y alrededores. Es lo más parecido a un viaje a una civilización desaparecida. Todo muerto, ni una rata por las calles, locales y más locales cerrados desde hace años y algunos en ruinas.
Resulta difícil creer que un tiempo todo estaba abierto y las calles abarrotadas en donde casi no se podía ni circular.
Pero a la Fuerza no se la puede matar y tampoco al movimiento de los tiempos y a los cambios de mentalidad que conlleva.
Quiero creer que los poderes telúricos de Gomila están agazapados esperando su oportunidad, esperando que prenda la llama y la noche vuelva a vivir.
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